Los ingenieros del rey en América durante el periodo de la ilustración

Resumen

A lo largo de la Edad Moderna, la ingeniería abarcó la mayor parte de las disciplinas de conocimiento, en cuanto su práctica constituyó la base científica de los aparatos bélicos de los Estados: matemática, física, química, óptica, hidráulica, arquitectura, geografía, astronomía, compusieron casi la totalidad del bagaje tecnológico que estos ingenieros manejaron y desarrollaron. Desde mediados del siglo XVI, esta ingeniería, en cuanto conjunto de disciplinas que permitían hacer inexpugnable una ciudad o un territorio, fue considerada como un Arte del cual el Rey debía valerse si deseaba ganar la guerra y desde ella extender su poder. Las ciudades y los puertos fueron así fortificados a todo extremo y la piedra labrada constituyó el signo visible del poder de los Estados, su ícono. Pero desde mediados del siglo XVIII, la ilustración tornó este arte de la ingeniería en ciencia y, para ello, se crearon en España y en América numerosas academias donde este conjunto de disciplinas fueron enseñadas, creándose un cuerpo de técnicos ilustrados -los ingenieros militares del rey- capaces de llevar a cabo, a ambos lados del océano, las obras de ingeniería más importantes del siglo. No solo fortalezas, murallas y baluartes, sino un amplio repertorio de obras civiles salió de sus diseños y de sus andamios: hospitales, catedrales, casas de moneda, palacios virreinales, canales, puentes, depósitos. En el presente artículo se sintetizan elementos de la investigación realizada sobre cómo estos ingenieros ilustrados, desde su formación y desde las academias que se abrieron en América (Cartagena, Bogotá, Caracas, Buenos Aires, Lima, México, la Habana) difundieron sus conocimientos a lo largo y ancho de la geografía americana y contribuyeron notablemente a la extensión de las ciencias aplicadas en el nuevo mundo a finales del período colonial.